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MEMORIA de la CONFERENCIA Nº 03: "Extractivismos en el Camisea"

SEMINARIO DE AMAZONÍA SUR PERUANA

CONFERENCIA 3

EXTRACTIVISMOS EN EL CAMISEA

Fecha: 25 de febrero de 2021.

Expositores:

  • Roger Rivas Korinti. Expresidente del Consejo Machiguenga del Río Urubamba (Comaru). Perú.
  • Fray Roberto Ábalos Illa. Misionero dominico en San José de Koribeni, La Convención, Perú. España.
  • Martha Rodriguez Achung. Docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Pucp). Perú.
  • Ivana Carina Jofré. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Argentina.

Moderador: Donaldo Pinedo. Centro Cultural José Pío Aza.

Roger Rivas Korinti es líder indígena machiguenga. Ha sido presidente del Consejo Machiguenga del Río Urubamba (Comaru), cuando se dio inicio a la explotación del gas de Camisea en el Bajo Urubamba, Cusco. Ha sido promotor social y ha trabajado en el Centro para el Desarrollo del Indígena Amazónico (Cedia) en Cusco, Perú.

Fray Roberto Ábalos Illa es teólogo, filósofo y pedagogo. Es misionero dominico español y ha realizado actividades con indígenas de Guatemala, México (Chiapas), Bolivia y Panamá (El Darién). Ha trabajado en el Seminario Hispanoamericano de Misioneros Dominicos de Navarra, España. Actualmente está en la Misión de San José de Koribeni y apoya a los machiguengas del Alto Urubamba y Apurímac.

Martha Rodriguez Achung es socióloga, especialista en manejo de espacios socioambientales en el mundo rural; acceso, uso y monitoreo de los recursos naturales de la biodiversidad en comunidades nativas; así como temas de pobreza, ambiente y exclusión social. Actualmente es profesora de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Pucp) en Lima, Perú.

Ivana Carina Jofré es especialista en ciencias humanas, antropología y procesos neoextractivistas. Es activista indígena y participa en movimientos socioambientales y feministas por los derechos humanos y la defensa territorial. Trabaja en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Argentina, y es profesora de la Universidad Nacional de La Rioja, España.

PRIMER BLOQUE

PRESENTACIÓN

Carlos Herz Sáenz
Director del Centro Bartolomé de Las Casas

El seminario Amazonía Sur Peruana está compuesto de diversos momentos y eventos preparatorios que buscan compartir distintas problemáticas que afectan la dinámica del territorio amazónico sur peruano y en particular a sus poblaciones. La comprensión de las dinámicas de relación entre las distintas poblaciones (pueblos originarios, poblaciones mestizas) que comparten el territorio y la promoción del protagonismo de los actores locales, son parte de nuestra preocupación en la búsqueda de la construcción conjunta de una agenda que involucre a actores diversos en la solución de los complicados problemas que se presentan en la Amazonía sur peruana.

En esta ocasión, abordamos la problemática específica vinculada al extractivismo en Camisea en el Cusco amazónico, buscando hacer énfasis en la particular forma de relación con la naturaleza, los recursos naturales y con las personas –el extractivismo–, que no es más que una continuación de un modelo colonialista, en este caso neocolonialista, que afecta a territorios amazónicos y altoandinos en el Cusco. El extractivismo es una concepción que no se limita a una forma de manejar los recursos naturales, sino que también tiene que ver con la forma en que los seres humanos se relacionan entre sí, manejan sus cuerpos y manejan la naturaleza. De acuerdo con nuestro enfoque, se debe descolonizar el desarrollo planteando salidas consensuadas, compartidas y con los actores vinculados al desarrollo local.

Cabe, por ello, preguntar en qué medida las políticas públicas que plantean una forma de ordenar el territorio promueven esta forma de apropiación y despojo, modelo de desarrollo que está contribuyendo a profundizar esta relación inequitativa, injusta, desigual, que tenemos con la naturaleza y entre los seres humanos. Ante la ausencia de políticas adecuadas para el manejo de recursos naturales y que garanticen medios de vida para las poblaciones, se busca una solución a esta forma de entender el desarrollo. Es un modelo que en la actual pandemia ha sido desnudado al mostrar la inequidad, sobre todo en los servicios de salud, y que produce periódicamente fenómenos naturales –que, en realidad, son comportamientos humanos que generan una reacción frente a la naturaleza– y diversas situaciones que afectan los recursos y la vida de la población. Culturas modernas, culturas tradicionales, saberes locales, saberes modernos, deben articularse entre sí para ir configurando formas distintas de hacer desarrollo. Estamos en ese proceso.

Segundo BLOQUE

INTERVENCIÓN DE LOS EXPOSITORES

Roger Rivas Korinti
Líder indígena machiguenga

En 1980 los territorios de las comunidades nativas del Urubamba no estaban reconocidas ni titulados sus territorios. La amenaza de perderlos a raíz del impacto petrolero y gasífero y la colonización del valle motivada por esta actividad, coincidieron con la presencia del Centro para el Desarrollo del Indígena Amazónico (Cedia) que, en convenio con el Estado, saneó legalmente los territorios de comunidades y colonos, y de los pueblos indígenas en situación de aislamiento y contacto inicial (Piaci). De esta manera, formalizó y ordenó el paisaje del Bajo Urubamba, justificando la creación del complejo de áreas naturales protegidas de Vilcabamba, Parque Nacional Otishi, Reserva Comunal Machiguenga y Ashaninka, y el Santuario Nacional Megantoni, creando las condiciones que actualmente presenta la zona, sin necesidad de la inversión petrolera.

La llegada de la actividad petrolera y gasífera trajo la especulación de tierras en áreas de colonos y la desarticulación de los mejores cuadros dirigenciales de las comunidades nativas y sus organizaciones, pues son contratados por las empresas y sus contratistas. Los comuneros convertidos en asalariados no solo dejan sin dirigentes a las comunidades, producen también la desarticulación de la vida comunal y familiar. El sistema de trabajo impuesto aleja a los trabajadores más de 24 días al mes, impidiendo que se renueven las chacras familiares y la provisión de carne a las familias, lo que ha provocado que la alimentación dependa únicamente de lo que puedan comprar con dinero.

Por otra parte, muchos hogares se rompen por causa del alcoholismo y por la aparición de centros de distracción donde se puede gastar plata. Lo más dramático ha sido el aumento de la desnutrición crónica infantil que ha pasado del 28 % al inicio del año 2000, al 72 % en los últimos cinco años, hecho que trastoca inexorablemente el futuro de nuestros pueblos en un escenario de presencia de explotación petrolera y gasífera.

Las comunidades han logrado negociar compensaciones por los impactos de la actividad extractiva en sus territorios. En muchos casos, a falta de asesoría adecuada, se abrieron espacios para el despilfarro, el pillaje y la corrupción interna en las comunidades, dilapidando y perdiendo gran parte de sus recursos.

En cuanto a la labor del Consejo Machiguenga del Río Urubamba (Comaru), ha apoyado a las comunidades nativas en el traslado de dirigentes a Quillabamba y diferentes lugares cuando hay congresos y talleres de concientización y conocimiento de leyes de comunidades nativas, actos institucionales y otras actividades. También hizo un acompañamiento a la comunidad de Timpía con Transportadora de Gas del Perú (TGP) para la consulta previa. Al respecto, el Comaru exige que las audiencias sean públicas y en las comunidades, pues anteriormente, según las normas del Ministerio del Ambiente (Minam), se hacían en Lima, de modo que quienes asistían eran los antropólogos que no conocían las comunidades y si los dirigentes llegaban tarde no los dejaban ingresar. Por ello, ahora se exige que se hagan audiencias públicas en las comunidades, en el distrito, en la provincia y en la región Cusco.

Ante la inminente aprobación de un préstamo por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (Bid), dirigentes de Comaru viajaron a Washington y realizaron una protesta por los derrames provocados por TGP. El Estado puso algunos recursos (unos cinco millones) para reparar el daño, se creó la Defensoría de Camisea y se resarcieron algunos daños del primer derrame. Sin embargo, en lugar de defender a los indígenas, los funcionarios han lucrado con el dinero recibiendo sueldos lujosos.

Como consecuencia del tránsito motorizado para el traslado de materiales, unas 120 lanchas –algunas hasta de 15 toneladas–, chatas y canoas, los peces han sido eliminados y se ha afectado a las comunidades que viven a orillas del río. En muchos casos, estas grandes lanchas no apoyan el traslado de las personas y afectan el tráfico en el río. Se debe tener en cuenta que el machiguenga tiene como mercado y botica el monte, pues caza aves o venados para obtener carne y va al río y pesca, por lo que esto lo perjudica.

El municipio de Echarate, con dinero del canon, construye obras y se lleva albañiles y otros trabajadores sin consultar con las comunidades. Se exige respeto de parte de los colonos y de los que llegan de afuera a trabajar en las comunidades, y también puntualidad y cumplimiento del horario por parte de los nativos que son contratados en algunas obras.

Fray Roberto Ábalos
Misionero dominico en San José de Koribeni

Se define como misionero no de cátedra sino de mochila, le gusta caminar y la naturaleza, y la gente que vive en ella. Las invasiones a tierras y los grupos que pacíficamente habitaban en el río Urubamba tienen historia. Los machiguengas comerciaron pacíficamente con los incas, quienes no mostraban mayor apetencia por quedarse en la selva dadas las marcadas diferencias climáticas. En ese sentido, los legisladores deben aprender: ley emitida en la costa llega a la sierra y se congela, llega a la selva y se derrite…

La colonización de tierras y de recursos como el oro, el caucho, la madera, el petróleo, el gas, la cocaína, provocaron y siguen provocando violencia, esclavismo, genocidio, expropiación de tierras, huida a lugares de imposible acceso, etc. Así tenemos a los mal llamados “no contactados”, que son en realidad gente que evita el contacto con quienes vienen a hacerles daño. Los misioneros aparecieron en la zona hace 120 años; hicieron las cosas con buena voluntad, pero no siempre todo bien, y también ejercieron cierto colonialismo.

Llegó a Urubamba el 2004, cuando el presidente Toledo daba la manivela de salida al gas de Camisea. En ese entonces, las publicaciones decían “se abre la llave del progreso” y a partir de ese momento, la región Cusco descubrió que había comunidades nativas en el Alto y Bajo Urubamba, y se publicó “El rostro amazónico del Cusco”. El gas de Camisea y su sabroso canon y sobrecanon hicieron del distrito de Echarate el más rico del Perú, pasando de administrar aproximadamente 100 mil soles anuales a tener entre a 800 y 1000 millones al año. El presidente Ollanta Humala se preguntaba, sin faltarle razón, ¿Cómo puede ser que un distrito que tanto ha recibido no refleje el desarrollo en sus comunidades?, pero habría que responderle ¿por qué el gobierno no se dio cuenta del despilfarro que se hacía con ese dinero?

A continuación, se resume algunos de los aspectos que ha visto, visitando y compartiendo la vida con los machiguengas. Se vive y se sufre cosas buenas y otras no tan buenas, partiendo de un principio –que también se les dice a los nativos–: no todo lo que viene de afuera es malo y no todo lo que tenemos dentro es bueno o es lo mejor.

En cuanto a lo bueno. El gas de Camisea ha mostrado el rostro amazónico del Cusco, que era desconocido hasta entonces. Ha demostrado también que la mayor riqueza que tiene la Amazonía no es el gas ni el oro ni la madera ni la cocaína, sino las culturas, las criaturas que viven en armonía con la madre selva. Un estilo de vida que muestra que no es más rico el que más tiene sino el que goza del buen vivir con aquello que le rodea, lo que para nuestras civilizaciones envejecidas es un buen revulsivo y mucho nos tienen que enseñar.

El gas de Camisea y las distintas invasiones que hubo, han demostrado la capacidad de los pueblos indígenas para hacer frente a cambios y transformaciones dramáticas en cortos periodos de tiempo. Cualquier estilo de vida occidental colapsaría en situaciones similares.

La infancia machiguenga tiene una maravillosa frescura y capacidad que nos lleva a cuestionar el sistema educativo, el cual sacrifica la lengua y los valores culturales a cambio de aprender a leer y escribir –de mala manera– en una lengua extraña. Es una pena ver que, año tras año, a pesar de las muchas infraestructuras que se construyen, los niños pierden esa espontaneidad, ese carisma natural, y se van haciendo pasivos ante el método que se les impone del escucha, copia y repite. La madre selva, el “libro de la selva”, es mucho más sensible y eficaz, y debemos aprender de él.

Se va estableciendo el nuevo paradigma que planteaba el antropólogo y gran conocedor del alma nativa, el padre Ricardo Álvarez, que decía que ha llegado el momento en que el nativo sabe, puede y quiere, frente al paradigma anterior de que no sabe, no puede y ni siquiera quiere cambiar. Lo que preocupa es que el nativo ya sabe –y mucho–, puede, pero el problema es querer.

Los sucesos de Bagua ha sido también otro momento de gran resonancia en el río Urubamba. El año 2009 permitió descubrir un nuevo protagonista en la historia del Perú: la conciencia del pueblo nativo que ha ido despertando en las comunidades. En una de las muchas asambleas realizadas en Kirigeti (Bajo Urubamba) un machiguenga, refiriéndose a Alan García –el del perro del hortelano–, decía así: “señor gobierno, usted dice que nosotros los indígenas somos un estorbo para el desarrollo, pues tenemos que decirle que nosotros somos los guardianes de los oxígenos –el mismo por cuya escasez ahora tanta gente está muriendo y que ha faltado en esta pandemia–, así que nos debiera respetar, porque si usted vive es porque respira nuestro oxígeno”.

Con el canon y sobrecanon se ha realizado gran cantidad de obras y ha habido trabajo e ingresos para las familias nativas. Se ejecutaron proyectos, sobre todo viales, y se ha mejorado la infraestructura de salud y educación –aunque no la oferta de calidad–. Sin embargo, el Covid-19 está evidenciando las terribles carencias y las profundas e insoportables desigualdades que existen, afortunadamente aun sin consecuencias mortales en las comunidades machiguengas que visita.

Es destacable el esfuerzo que ha hecho el Estado con programas como Qali Warma, el cual ha suscitado un mayor interés por la educación en los papás de las comunidades, y estamos viendo que bien alimentados los niños rinden muchísimo más. En salud y educación se está empoderando a profesores, enfermeras, y tenemos gente muy bien preparada en las comunidades.

Otra gran ventaja es que los que tenemos cariño por la Amazonía y por sus gentes, no podemos quejarnos porque tenemos por delante bastante trabajo. Ojalá que todos nos unamos en este empeño común.

En cuanto a lo menos bueno. Hay una gran desproporción entre beneficio y costo. Se puede decir que cada elemento positivo que ha traído el canon de Camisea, ha venido acompañado de bastantes elementos negativos.

Por poner un ejemplo: se ha construido gran cantidad de caminos y carreteras que favorecen la comunicación a los mismos nativos, incluso para el traslado de sus productos; pero es muchísimo más lo negativo, porque estas carreteras no se establecen para beneficiar a la comunidad sino para extraer y explotar madera, gas, coca, etc.

Definiría con dos palabras los efectos negativos del fenómeno Camisea: extracción y contaminación. Lo que más duele es que no solamente se extraen los recursos naturales sólidos, líquidos o gaseosos, sino también los recursos humanos de las comunidades nativas. Aquellas personas que son líderes naturales y pasan a ser la voz de su amo: la voz de empresas, municipios, ONG, etc.

Por otra parte, son muchas las personas que se han promocionado en las comunidades, pero por desgracia no todas regresan a servir a sus paisanos. Es hora de exigir un diezmo a los machiguengas que han sido privilegiados, no pedirles un 10 % de lo que ganan económicamente, sino que dediquen una décima parte de su tiempo anual a visitar, potenciar y establecer una red de compromisos de organización, deliberación y programación en busca del desarrollo para sus paisanos.

Se ha desactivado la organización social de las comunidades del rio Urubamba. Antes había comités de gestión de las comunidades del Urubamba, asambleas anuales de las federaciones, y nada menos que una huelga el año 2009, y cabe preguntar por qué no ha habido otras huelgas después. Hay un gran proceso de migración de indígenas, sobre todo jóvenes amazónicos, hacia centros urbanos. La mentalidad de los jóvenes está ahora en salir de sus comunidades; lo primero que se compran con la plata del trabajo en empresas es una motocicleta para salir. También son muchas las jóvenes que escapan de sus comunidades y son captadas por las redes de trata de personas. Hoy la comunidad con mayor número de machiguengas es la ciudad de Quillabamba. Muchos paisanos machiguengas están pasando
del patrocinio de San Isidro Labrador al de San José Obrero: de la chacra a la empresa y al centro urbano; hay un proceso de asalarización y urbanización con abandono de chacra, familia y cultura.

La riqueza del canon del gas de Camisea ha propiciado avaricia y corrupción. Se triplica los costos reales de los proyectos donde se ha tenido que pagar arquitecto, ingeniero residente, ingeniero supervisor, ingeniero jefe, con dietas, carros y con edificios que lamentablemente muchas veces han quedado escandalosamente abandonados, casi nunca culminados en la fecha prevista y con el presupuesto inicial. No ha habido ciertamente un control.

Las comunidades y los que vivimos en ellas hemos tenido parte de responsabilidad. Ha habido momentos en que se ejecutaban cuatro proyectos simultáneamente, cuando hubiera sido mejor ir proyecto por proyecto, pero como había mucho dinero… y es ahora que estamos lamentando cuánto más se pudo haber hecho con ese dinero que en muchas partes se despilfarró y en otras muchas se robó. Hay que recordar también que, exceptuando al primero, los alcaldes de Echarate están con orden de búsqueda y captura o ya pasaron por la cárcel.

En cuanto a Megantoni, esa gran esperanza que teníamos cuando se luchó para que fuera distrito y que lamentablemente sólo se diseñó para arrebatar a Echarate ese aluvión de dinero que se le entregaba por canon y sobrecanon. No se ha creado un sistema propio de educación, salud, organización y desarrollo. El nuevo distrito incluso ha separado a la familia machiguenga, del pongo para arriba y del pongo para abajo, ahora podemos hablar de machiguengas ricos y machiguengas pobres. Por desgracia, se ha heredado también las grandes corruptelas administrativas de Echarate.

Cuando se habla de contaminación nos referimos a dos naturalezas:  la naturaleza selva y la naturaleza humana. El Papa dice que hay una interrelación y se han trastocado los valores culturales, hay cierto riesgo de que se extinga este hermoso estilo de vida y estas lenguas y culturas. La solidaridad y el trabajo comunitario van desapareciendo si no hay proyectos, es decir, si no hay plata. El alcoholismo es otra consecuencia de la fragilidad en que van quedando las comunidades, al sustituir el masato por la cerveza o por el trago, pues han recibido tal aluvión de gente y proyectos de fuera que no lo pueden controlar y esto les hace perder un poco esta conciencia.

Cabe, pues, predicar que el gas es el espíritu de nuestros antepasados, hecho por la sustancia vital del cielo y de la tierra y de todas las criaturas salidas del soplo del Tasurinchi, el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el agua. Venderlos por avaricia es vender a nuestros antepasados, apagar su espíritu, encender lenguas de fuego que acabarán por consumirnos. No podemos vender a nuestra propia madre, tampoco al árbol, otra de las grandes víctimas. También está la gran rogativa por la lluvia, pues si el árbol no respira, habla, reza, tenemos sequía, tenemos fuego, tenemos hambre, tenemos epidemia y tenemos muerte. Aunque parece apocalíptico, con el gas también vinieron buenas cosas, pero se tenía que haber administrado bien. Aún están a tiempo los llamados a administrar esto, las comunidades y sus líderes, pero toda iniciativa tiene que salir de ellos.

Martha Rodríguez Achung
Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP)

Los pueblos originarios han tenido y tienen una relación asimétrica con el poder local y nacional, y más aún con los agentes del capital de proyectos extractivistas. Estas relaciones asimétricas de poder pueden ser extremadamente negativas y llevar a la desaparición de sociedades y culturas. Esto puede ser dramático, en eventos muy cortos, y también se puede dar a lo largo de periodos y procesos de manera más paulatina. Ésta es la mirada más dramática, pero también hay que tener presente que los pueblos tienen capacidad de respuesta, pudiendo ir de la resistencia a la propuesta, asimilando procesos de cambio e incorporando elementos que devienen tanto de hechos endógenos como del contexto impulsado por intereses internacionales.

Veamos algunas acciones, resultados y efectos de la presencia de este megaproyecto extractivista como es Camisea y otros agentes. Esta zona está habitada principalmente por pueblos machiguengas y minoritariamente por yines; más recientemente por kakintes, algunos grupos de familias ashaninkas desplazados por el terrorismo de los años ochenta y noventa, y algunos colonos. La zona tiene dos características particulares. Por un lado, el hecho histórico de que estuvo al margen del sistema de dominación del imperio incaico. Por otro lado, la aversión del pueblo arawak en general a la endoguerra, a la riña, al pleito, y más bien su propensión a las propuestas, o al aislamiento como el caso de muchas familias que se han retirado frente a eventos anteriores de invasión de sus territorios.

Ahora, en qué medida las políticas públicas nacionales, nuevas o viejas, de ordenamiento territorial acaban siendo un mecanismo de apropiación y despojo territorial. Este megaproyecto es producto de la firma de contratos de concesión en el año 2000 durante el gobierno de transición de Valentín Paniagua, debido a la presencia durante los años 80 y 90 de la compañía Schell, que descubrió estos importantes yacimientos de gas. Una de las políticas públicas más importantes del Estado peruano es la de reconocer el derecho a los territorios con la Ley de Comunidades Nativas Nº 20653 del año 1974. Éste es un proceso que se inició casi inmediatamente en el Bajo Urubamba, gracias a profesionales que se dedicaron e invirtieron tiempo y recursos para llevarlo adelante, y que ha demorado unos 25 años. Por ello, si se mira el mapa del Perú, el Bajo Urubamba es uno de los pocos espacios en la Amazonía que tiene territorios delimitados de comunidades nativas de manera continua. No sucede lo mismo en el norte, donde se puede observar un gran fraccionamiento y distanciamiento de los territorios de comunidades nativas.

Junto al curso legal de constitución y reconocimiento de las comunidades, se dio el proceso de incorporarlo en la identidad de los comuneros, es decir, la apropiación de la forma jurídica administrativa por parte de los miembros y sus familias, de tal manera que cuando se conversa en el Bajo Urubamba, el Alto Madre de Dios o el Manu, se dice “soy machiguenga de la comunidad nativa tal…”. Esto es un hecho importante y es lamentable que se registre un deterioro de la vida en la comunidad, pues ésta permite lo que Zygmunt Bauman llama “juntos se comprometen unos a otros”, es decir, que se forma un tejido social y una manera de convivencia, así como de normas que la permiten.

La otra dimensión tiene que ver con las políticas globales, en las que también inserta lo que ahora conocemos como el proyecto Camisea. Se da en un contexto en el cual hay un avance en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y originarios: la declaración de Naciones Unidas, el Convenio 169 de la OIT, los convenios de biodiversidad, entre otros. A la vez, se da un desarrollo de la acción colectiva, no solamente en la organización local y nacional, sino también internacional de los pueblos indígenas, cuya acción permite que parte de estos acuerdos puedan ser respetados por los Estados. De hecho, el Estado peruano es signatario de estos convenios internacionales.

Debemos considerar este contexto para responder a lo que se refiere a la transformación de las relaciones de poder a nivel residencial y comunal, a partir de este proyecto y estos extractivismos. El principal espacio de cambio en las relaciones de poder en el Bajo Urubamba está dado por el logro, la oportunidad y el reto que se genera con la creación del distrito Megantoni en el año 2016. Se trata de un distrito complejo que alberga cerca de 12 mil personas y que no solo tiene comunidades nativas, sino también sectores de colonos y una extensa área que es la reserva territorial Kugapakori, Nahua, Nanti y otros, donde habitan grupos familiares en contacto inicial o en otras denominaciones que se les da. Es uno de los distritos más ricos del país porque puede hacer uso directo de parte de los recursos provenientes del canon gasífero.

El Bajo Urubamba es un espacio más predominantemente del pueblo arawak, mientras el Alto Urubamba tiene una combinación y presencia mayoritaria de colonos debido a un proceso de colonización que viene dándose desde hace muchos años, lo cual se refleja en quiénes ganan de manera consecutiva y permanente las elecciones del distrito de Echarate, que nunca ha tenido una dirigencia representativa del pueblo indígena. Es una oportunidad, pero también un reto.

Un segundo aspecto tiene que ver con la vida cotidiana, pues hay cambios entrelazados. Por un lado, hay mayor presencia del mercado monetarizado y el comercio al menudeo de productos industriales, particularmente de pequeños comerciantes que van del sur (de Quillabamba hacia el Bajo Urubamba) o del norte (de Sepahua hacia el Bajo Urubamba) en pos de la venta, dada la masa monetaria que entra al Bajo Urubamba. A la vez, se ha dado una transformación más profunda, que denominaría la semiproletarización temporal de la mano de obra local, en un proceso de varios años que ha llevado a que las nuevas generaciones se empiecen a urbanizar y a migrar hacia las ciudades, sobre todo a Quillabamba, pero también a Lima.

Si bien hay logros, como la construcción de una agencia social, organizaciones, liderazgo, un distrito; lo preocupante son las condiciones de salud de población, en particular los altos índices de desnutrición en la población infantil. Los resultados de estudios con un registro sistemático sobre actividades de caza, pesca y recolección, indican fluctuaciones y relativas escaseces, en particular en productos de caza, y variaciones en el acceso y uso de recursos provenientes del bosque, asociados por la caza a la salida de varones para realizar tareas remuneradas vinculadas al proyecto gasífero, y a bajas temporales cuando hay afectación a cuerpos de agua. La seguridad alimentaria de las familias en las comunidades nativas se pone en riesgo dado que son principalmente población pescadora, pues su alimentación depende de los cuerpos de agua; por tanto, hay una fragilidad importante que debe ser entendida no solamente como la contaminación física sino también como cambios tanto culturales como del territorio y el ecosistema.

La respuesta por parte de las comunidades nativas a esta situación ha llevado a una reconquista de parte del territorio del pueblo machiguenga en el Bajo Urubamba, al crear esta forma jurídica administrativa más grande y con recursos: el distrito de Megantoni. Esto es un reto en tanto que la agenda debe ser construida por ellos mismos, desde las propias comunidades que lo conforman, y eso pasa por un fortalecimiento de sus organizaciones comunales y sus organizaciones de representación.

Ivana Carina Jofré
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, CONICET (Argentina)

Es necesario poner en relevancia algunas vinculaciones de los extractivismos y sus nuevas formas, que necesitan ser definidas, documentadas, investigadas, delimitadas y contestadas. El caso de Camisea despierta reflexiones profundas respecto a los procesos locales en los cuales la forma de este neoextractivismo permite suponer entrelazamientos y configuraciones a nivel de lo doméstico, regional y comunitario. En ese sentido, la interconexión que estas nuevas formas de extractivismo tienen son bastante desatendidas. Particularmente, hay una tendencia en lo que se denomina conflicto medioambiental o socioambiental, a poner énfasis más que nada en las poblaciones indígenas. Así lo demuestran los estudios de impacto ambiental, social o antropológico, que proveen y financian las mismas empresas y Estados, partícipes en sociedad de estos modelos extractivos a una escala territorial nunca antes vista, y que promueven la desarticulación territorial, social y política de los pueblos y comunidades.

Esto necesita ser definido de otra manera, a través de miradas que tienen que ser multiescalares. Cualquier estudio que simplemente se quede en una de esas miradas no alcanzará a dimensionar la magnitud de esto que aquí denominamos neoextractivismo y que tiene que ver con el extractivismo que en la región se ha ido efectivizando a partir de los años 2000 a 2003, y que tuvo su apogeo entre los años 2013 y 2015.

Las empresas de hidrocarburos y petroleras como Pluspetrol, Schell, Chevron, cuya presencia es frecuente en la región; los consorcios chinos, que han tenido un despliegue inusitado en la última década; y las megaempresas extractivas mineras, forman parte de la “institucionalidad amiga” de estas formas de neoextractivismo en nuestros territorios. Eduardo Gudynas plantea que estas nuevas formas de extractivismo tienen particularidades, pero en términos generales se les sigue considerando prácticas industriales –como pueden ser las empresas del consorcio Camisea, dedicadas a la explotación de petróleo, gas e hidrocarburos– y se dedican a extraer recursos de la naturaleza. En este sentido, este nuevo tipo de extractivismo tiene que ser visto en una dimensión más general.

La socióloga argentina Maristella Svampa ha seguido de cerca un conflicto que remite a las empresas de hidrocarburos y al enfrentamiento fuerte con el pueblo mapuche en Lof Campo Maripé, donde familias han sido judicializadas y la corte suprema incluso impugnó su personería jurídica para poder desactivar los procesos de lucha en un reservorio de gas y petróleo que se plantea como el segundo más importante de la región. Esto para Argentina es importante, igual que la avanzada de los gigantes mineros extractivos. Vivo en una región avasallada por estos gigantes extractivos, donde ya convivimos con la idea naturalizada –incluso por los propios pueblos indígenas– de que las reservas de biosfera y áreas protegidas por los estatutos provinciales, nacionales e incluso internacionales, como la Unesco, también son fronteras penetrables para los extractivismos.

Pero, cómo se da esa reconfiguración y nuevo ordenamiento territorial. Si nos quedamos solamente en la escala local no terminaremos de entenderlo, porque lo que se observa en otras escalas de orden global es que ya los resguardos y reservas, particularmente los indígenas, han sufrido una penetración en sus propios estatutos constitutivos, por ejemplo, la figura de patrimonio mundial de la humanidad. A escala regional y global el escenario ya está dado para que esta nueva reconfiguración territorial avasalladora no solo forme parte de las contradicciones en las cesiones de territorios, sino que sus mismos estatutos están siendo reconfigurados para que existan solapamientos –reservas indígenas con poblaciones extremadamente vulnerables, como el escenario de Camisea–, que conviven en las llamadas áreas de zonas múltiples. Ése es lenguaje de valoración que usa este capitalismo y debemos estudiarlo con más perseverancia, pues hay que definir qué tipo de extractivismo estamos viviendo. Se ha formado las asambleas socioambientales, que son grupos de personas de cualquier extracción étnica, social, profesional o económica, que se unen por la defensa del territorio y el agua, elemento valioso para los territorios indígenas, frente a cualquier tipo de extractivismo.

Los extractivismos no solamente son industriales; hay extractivismos de todo tipo, desde la especulación inmobiliaria, la renta turística y patrimonial, es amplísimo y cada vez se van reconfigurando en espacios donde el capitalismo antes no había penetrado de esa manera.  El Estado está asociado a este capitalismo voraz, destructor, dañino –de rapiña, como dice David Harvey–, que ha ido configurando sus formas.

Pero quiénes son y cómo operan estos extractivismos, es lo que debemos definir en los territorios. En los objetivos que las plataformas de lucha indígena tienen que apoyar está la identificación de estas nuevas formas de extractivismo. En Argentina hay muchas organizaciones que lo primero que hacen cuando un nuevo actor local llega, con la venia y complicidad –y siempre en sociedad– con formas del Estado nacional y provincial, es hacer una radiografía de quién es esta nueva empresa, quién es Pluspetrol, quién es Chevron. En 2006 no sabíamos quién era el gigante Barrick Gold y hoy tenemos una radiografía muy clara de quién es, cómo opera, qué hace y cuáles son sus talones de Aquiles.

Para estas corporaciones internacionales, empresas petroleras y mineras, las comunidades de pueblos indígenas constituyen un problema gravísimo, en primer lugar, porque pueden apelar hasta la Corte Interamericana. Existe cantidad de ejemplos que muestran el poder de litigio que las comunidades tienen a nivel internacional, pero hay que tener espaldas para poder llegar hasta ese lugar. Entonces, hay distintos niveles de lucha y uno de éstos es saber reconocer al enemigo, para lo cual se necesita definir esta nueva forma en la que se reconfigura lo que estamos denominando extractivismo.

En el caso Camisea se percibe la poca definición que hay de las políticas de gobernanza de las empresas que forman el consorcio, que son muchas, y que a nivel internacional están identificadas. Entonces, parte de la lucha es salir a identificar estas nuevas formas del extractivismo. Hay alianzas internacionales que estas empresas tienen, no solo con sectores que uno puede reconocer en primera instancia, como los que atentan contra la vida, sino también con aquellos que supuestamente están a favor de la vida y en especial de la defensa de los pueblos indígenas. Esta nueva “institucionalidad amiga” es la forma actual de los extractivismos, que no habíamos visto previamente y que reconfigura una avanzada neocolonial, moderna, que tiene una base ontológica.

Los nuevos extractivismos no son solo la extracción de recursos naturales, sino que son nuevas formas de colonización ontológica, epistémica y también política en nuestros territorios. Esas mismas empresas –lo dicen en su propia documentación oficial– plantean nuevas formas de gobernanza global en nuestros territorios. Entonces, entender la penetración epistémica y política de esos discursos en nuestros territorios permitirá entender por qué suceden las desarticulaciones descritas, desde el alcoholismo hasta el impacto que ha tenido el manejo de enormes fondos para pueblos que desconocían incluso el manejo del dinero.

Se necesita distintos niveles de definición del neoextractivismo. Si bien hay abundante bibliografía en la región, hay que tener en cuenta que se reconfigura a nivel territorial. Las trayectorias de lucha de los pueblos de Argentina son distintas de las de Perú, pero tienen intersecciones y formas de diálogo. Aprendemos; si hay algo que la lucha contra los nuevos extractivismos ha unido es conocer, por eso, por ejemplo, es tan importante participar en esta mesa, para conocer cuál es la lucha que tienen los machiguengas y los pueblos del Bajo Urubamba.

Se trata, pues, de invitar a definir localmente estas nuevas formas del extractivismo, entendiendo que no alcanza una definición simplemente a una escala doméstica, local o regional, o conceptual teórica del extractivismo, como la extracción de recursos naturales, porque acá lo que está implicado es una avanzada de un orden de naturalización de formas y relacionamientos de vida que están violentando y que no solamente desarticula, sino que reconfigura nuestros cuerpos y nuestros territorios.

TERCER BLOQUE

RESPUESTAS DE LOS PARTICIPANTES

Roger Rivas Korinti

Los logros del Consejo Machiguenga del Río Urubamba (Comaru) frente a la explotación del gas de Camisea son, por un lado, que no se ha permitido que se instalen campamentos dentro de los territorios de las comunidades nativas; es el caso de Malvinas y la compra de terreno para la instalación de planta de tratamiento. Se hizo un convenio con la Defensoría del Pueblo para conocer lo que las empresas querían hacer y para exigir la consulta previa antes del inicio de los trabajos en los territorios de las comunidades nativas. Se lograron algunos cambios normativos desde el Ministerio de Energía y Minas (Minem), pero los directamente afectados por Camisea no fueron escuchados –sólo escuchan a los nativos que están en Lima–. Las negociaciones se realizan abiertamente, son limpias y libres en favor de las comunidades nativas tanto con Pluspetrol como con TGP para el caso del ducto, y se aseguran condiciones de trabajo para miembros de comunidades nativas que entran a las empresas (salario, descansos, entre otros).

Frente a la comunicación establecida por la empresa a través de facilitadores que van a las comunidades, se abrió el diálogo mediante reuniones tripartitas para el cumplimiento de los acuerdos asumidos. A raíz de esto se formó el Comité de Gestión del Bajo Urubamba. Se culminó la construcción de la Casa Machiguenga en Quillabamba con fondos de la empresa. Hoy se cuenta con una casa de tres pisos, donde llegan los hermanos indígenas cuando vienen a hacer trámites. Se ha comprado un terreno al lado para su ampliación. Se cuenta también con un lote en Kiteni y una casa en Cusco, para el convenio con la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (Unsaac) sobre el envío de estudiantes.

Se realizó un viaje a Estados Unidos para exigir al Banco Interamericano de Desarrollo (Bid) que los fondos de préstamo para el resarcimiento y construcción del gasoducto auditen los daños causados y las reparaciones a lo largo del trayecto. Se logró que Pluspetrol asigne un fondo anual para las comunidades nativas afectadas directamente por la explotación del lote 88. Está pendiente el resarcimiento por los daños de TGP por el uso de grandes barcazas para el traslado de tuberías y los derrames a lo largo del ducto, y otros. Lamentablemente, las autoridades no acompañan nuestros reclamos, se acomodan como una garrapata y terminan coludiéndose con las empresas. Por ejemplo, en la ruta de Cusco hacia Kepasiato, Monte Carmelo y otros, no se han resarcido los destrozos ocasionados en los puentes y sólo se ha ampliado una parte de la carretera; finalmente, los puentes tuvieron que ser reparados con recursos del canon.

Fray Roberto Ábalos

Es cierto que hay que conocer mejor al enemigo y también que lo conocemos muy poco, por lo que debemos tener una estrategia más astuta. Como decía el de Nazareth, tenemos que ser prudentes como palomas, pero astutos como viborillas, como lo hacen las empresas.

Sobre el Programa Bosques, es interesante en principio pues busca reconocer el trabajo de las comunidades nativas que han preservado los oxígenos, que no han tenido el vicio de cortar árboles por cortarlos y ahora el Estado les reconoce 10 soles por hectárea para que sigan preservando. Es poca plata, sin embargo, lo que sucede en las comunidades es grave.

En una comunidad que se llama Tipesiari, donde 69 personas viven casi como vivían sus abuelos, usando cushmas, en casas de paja y practicando el trueque, se dispone de 69 mil hectáreas. Vino el Estado y les dio 10 soles por hectárea, pasando del trueque a administrar más de medio millón de soles. Vinieron los famosos ingenieros que nunca fueron a esa comunidad, no la conocen ni la quieren conocer ni saben las necesidades de su población, y les obligaron, bajo la mentira de que si no se gastaba la plata ésta se perdía, a usarla en diferentes proyectos que no tenían ningún sentido, aprovechándose del desconocimiento de los nativos. Ante el mal manejo, el Estado les suspendió la ayuda, no siendo culpa de ellos sino de los que con avaricia se quisieron beneficiar, sin previamente establecer un diálogo sobre las prioridades de la comunidad para el gasto de ese dinero.

Sobre la nacionalización del gas, hay un preocupante entreguismo por parte del Estado, que es quien administra los recursos de la nación. En ese sentido, el país vecino nos ha dado una lección nacionalizando un importante porcentaje del recurso. No se piensa en los nativos y se ha vendido recursos a precio de ganga. Pedimos mayor intervención del Estado en sus recursos, aunque a la vez nos da miedo ver cómo administra lo que tiene.

El bilingüismo es tomado en serio actualmente por el sistema educativo, desde el nivel inicial, secundario e incluso superior. Es el caso de la Universidad Nopoki (Atalaya), sucursal de la Universidad Católica Sedes Sapientae (UCSS) de Lima, donde educan en respeto a su lengua y cultura, logrando que los profesionales regresen y se reintegren a su comunidad.

Ahora, en qué se puede ayudar. Pues a que los machiguengas y sus instituciones propias tengan claras las cosas, y luego ver en qué podemos aportar. Hoy el proceso es inverso, llegamos y ofrecemos; más bien, primero debemos llegar, convivir, escuchar y luego ayudar.

Martha Rodríguez Achung

Por primera vez en la historia del Perú, el movimiento indígena puso en la agenda política nacional sus preocupaciones y denunció los problemas que acarreaban un conjunto de decretos supremos dados durante el gobierno de Alan García que llevó al famoso “Baguazo”, donde murieron muchas personas. A partir de la denuncia y la protesta se logró que esos decretos sean eliminados y luego se obtuvo la creación de varias mesas para la discusión de temas importantes: forestales, territorio, etc. Se trata de un hito realmente histórico y es una muestra de lo que pueden hacer las organizaciones cuando van creando una agencia social y se convierten en actores.

Esto se debe dar también a escala más pequeña en un distrito o en un área sumamente diversa y vulnerable como es el Bajo Urubamba. Construir esa agencia social y convertirse en actores de su propio desarrollo es tener un conjunto de armas para ir hacia un gobierno indígena, aspiración de muchos pueblos en América Latina y el mundo, que quieren ser los propios decisores de su destino.

Pero para esto hay que tener conocimientos y éstos tienen que ser de diferentes escalas. Es relevante conocer lo que pasa localmente, lo que sucede en la vida cotidiana a las personas de carne y hueso. Esta pandemia está enseñando que eso es lo que debe motivar la acción social. Las escalas familiares, individuales, locales y territoriales son importantes, como también lo es saber qué pasa a mayor escala. Es la vida de la gente de carne y hueso lo que va a ser el gran motivador de la acción, y para ello hay que conocerla y ser responsable en el rol que nos toca jugar, actuando con seriedad, transparencia y reconocimiento del otro, como con toda la humanidad, tratándonos como iguales para ir hacia una democracia más participativa.

Que los sujetos logren crear sus propios programas, tomar las decisiones con conocimiento y con derecho a equivocarse. Estaremos cada uno en nuestro rol para aportar a esos procesos, que además deben estar amarrados a mecanismos de vigilancia para minimizar los riesgos y efectos negativos, como está ocurriendo con los recursos de los municipios.

Ivana Carina Jofré

El concepto de desarrollo sustentable claramente es una retórica de valoración del extractivismo, y justamente en la nueva forma del extractivismo de hecho también se plantea. Los Objetivos para el Desarrollo Sustentable al 2030 (ODS) de Naciones Unidas reafirman esto. Esa idea, que nace del informe Brundtland de 1987, de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades para las generaciones futuras, tiene una trampa conceptual que es parte de e
sa avanzada que representa este modelo socioterritorial neoextractivista.

Es una gran mentira porque estos modelos de desarrollo no solamente no posibilitan a las próximas generaciones disfrutar del goce de la vida en los territorios de sus propias comunidades, sino que impiden la reproducción de la vida. Por lo tanto, son irrealizables, son una absoluta falacia. Entonces, el trabajo es desmontar las retóricas académicas, particularmente en los estudios de impacto ambiental, que son parte de un engranaje de esta institucionalidad de la avanzada extractivista, que necesitan de estos lenguajes académicos para instalar ideas como el desarrollo sustentable y puedan acallar sus conciencias.

Mi inquietud no es simplemente ver las formas globales y regionales del extractivismo, aunque hay mucho que hablar sobre las políticas de integración regional, y de hecho Argentina tiene un proceso de andinización que la ata mucho a las políticas que son pensadas desde el Perú y países de la región llamada andina. Mi mirada sobre estos temas no viene de los libros ni de un acercamiento teórico, sino del dolor y el sufrimiento en el territorio de nuestras comunidades. Lo descrito no sucede a los machiguengas nada más, pasa a todos en nuestros pueblos y comunidades, y somos incapaces de dolernos por lo que sucede en nuestros propios territorios locales, provinciales o nacionales.

Si nos vemos como agentes externos, si estamos viendo cómo al otro nativo le avasallan sus territorios y derechos, si caemos en esa falacia, en esa mirada colonizadora para callar nuestras posiciones y lugares, dejamos de sensibilizarnos y de dolernos con algo que tiene que ver con una crisis planetaria y que nos está pasando a todos. Entonces, la primera actitud es dolerse. Coincido con que esto tiene que ver con lo que nos pasa a personas de carne y hueso, y tenemos que interconectar no solamente las luchas sino también las dolencias del territorio y entender que somos parte de todo esto, que no sucede solamente a los pueblos indígenas, sino que le está pasando a todo el planeta.

Durante la pandemia en nuestros países las empresas extractivas petroleras, mineras y otras industrias no han cesado sus movimientos y producción. De hecho, en muchos países han proliferado y han hecho circular los contagios en campamentos mineros. El cepo mediático informativo, toda esa violencia comunicacional que impide llegar a la información, es otra característica de estos nuevos extractivismos.

Lo primero que debemos hacer es dolernos por nuestros propios territorios, no solamente por ese pobre indígena en vías de desaparición y algunos que tienen otras posibilidades y recursos para llegar a pedir que las empresas compensen mitigaciones. ¿Alcanza con que estas empresas “compensen”, resarzan en dinero los horrores de la desmantelación y desestructuración, y el impedimento de la reproducción de la vida en nuestros territorios? No hay dinero que alcance. Entonces, la lucha tiene que también descentrar el discurso capitalista de la compensación, hacia otro lugar donde estos lenguajes de valoración del extractivismo no puedan encontrar un aliado.

Ahí aparecen nuestros lugares sagrados, donde el no es no; ahí se reproduce la vida y es imposible reproducir las nuevas formas extractivistas. Debemos animarnos a proteger el territorio y dejar de esperar que sea el Estado capitalista o el derecho internacional el que siempre esté amparando nuestros derechos. Somos nosotros los que debemos respetar y dolernos por lo que sucede en nuestros territorios. Todos estamos viviendo la misma avanzada que no es solamente por los recursos naturales, es por el impedimento de la reproducción de la vida en su totalidad. Eso nos une, nos hermana y nos permite reflexionar de otra manera, y poner ideas donde parece que solamente hay caos y destrucción.

EXTRACTO

La llegada de la actividad petrolera y gasífera trajo la especulación de tierras en áreas de colonos y la desarticulación de los mejores cuadros dirigenciales de las comunidades nativas y sus organizaciones, pues son contratados por las empresas y sus contratistas. Los comuneros convertidos en asalariados no solo dejan sin dirigentes a las comunidades, producen también la desarticulación de la vida comunal y familiar.

Roger Rivas Korinti. Líder indígena machiguenga.

 

El Consejo Machiguenga del Río Urubamba (Comaru) exige que las audiencias sean públicas y en las comunidades, pues anteriormente, según las normas del Ministerio del Ambiente (Minam), se hacían en Lima, de modo que quienes asistían eran los antropólogos que no conocían las comunidades y si los dirigentes llegaban tarde no los dejaban ingresar. Por ello, ahora se exige que se hagan audiencias públicas en las comunidades, en el distrito, en la provincia y en la región Cusco.

Roger Rivas Korinti. Líder indígena machiguenga.

 

La mayor riqueza que tiene la Amazonía no es el gas ni el oro ni la madera ni la cocaína, sino las culturas, las criaturas que viven en armonía con la madre selva.

Fray Roberto Ábalos. Misionero dominico en San José de Koribeni.

 

El gas de Camisea y las distintas invasiones que hubo, han demostrado la capacidad de los pueblos indígenas para hacer frente a cambios y transformaciones dramáticas en cortos periodos de tiempo. Cualquier estilo de vida occidental colapsaría en situaciones similares.

Fray Roberto Ábalos. Misionero dominico en San José de Koribeni.

 

Definiría con dos palabras los efectos negativos del fenómeno Camisea: extracción y contaminación. Lo que más duele es que no solamente se extraen los recursos naturales sólidos, líquidos o gaseosos, sino también los recursos humanos de las comunidades nativas. Aquellas personas que son líderes naturales y pasan a ser la voz de su amo: la voz de empresas, municipios, Ong, etc.

Fray Roberto Ábalos. Misionero dominico en San José de Koribeni.

 

La infancia machiguenga tiene una maravillosa frescura y capacidad que nos lleva a cuestionar el sistema educativo, el cual sacrifica la lengua y los valores culturales a cambio de aprender a leer y escribir –de mala manera– en una lengua extraña.

Fray Roberto Ábalos. Misionero dominico en San José de Koribeni.

 

Son muchas las personas que se han promocionado en las comunidades, pero por desgracia no todas regresan a servir a sus paisanos. Es hora de exigir un diezmo a los machiguengas que han sido privilegiados, no pedirles un 10 % de lo que ganan económicamente, sino que dediquen una décima parte de su tiempo anual a visitar, potenciar y establecer una red de compromisos de organización, deliberación y programación en busca del desarrollo para sus paisanos.

Fray Roberto Ábalos. Misionero dominico en San José de Koribeni.

 

Junto al curso legal de constitución y reconocimiento de las comunidades, se dio el proceso de incorporarlo en la identidad de los comuneros, es decir, la apropiación de la forma jurídica administrativa por parte de los miembros y sus familias, de tal manera que cuando se conversa en el Bajo Urubamba, el Alto Madre de Dios o el Manu, se dice “soy machiguenga de la comunidad nativa tal…”.

Martha Rodríguez Achung. Pontificia Universidad Católica del Perú (Pucp).

 

Se ha dado una transformación más profunda, que denominaría la semiproletarización temporal de la mano de obra local, en un proceso de varios años que ha llevado a que las nuevas generaciones se empiecen a urbanizar y a migrar hacia las ciudades, sobre todo a Quillabamba, pero también a Lima.

Martha Rodríguez Achung. Pontificia Universidad Católica del Perú (Pucp).

 

La seguridad alimentaria de las familias en las comunidades nativas se pone en riesgo dado que son principalmente población pescadora, pues su alimentación depende de los cuerpos de agua; por tanto, hay una fragilidad importante que debe ser entendida no solamente como la contaminación física sino también como cambios tanto culturales como del territorio y el ecosistema.

Martha Rodríguez Achung. Pontificia Universidad Católica del Perú (Pucp).

 

Esto tiene que ver con lo que nos pasa a personas de carne y hueso, y tenemos que interconectar no solamente las luchas sino también las dolencias del territorio y entender que somos parte de todo esto, que no sucede solamente a los pueblos indígenas, sino que le está pasando a todo el planeta.

Ivana Carina Jofré. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Repositorio

Agroecología, soberanía alimentaria, agua y biodiversidad frente al cambio climatico

Construcción de alternativas frente al extractivismo

Género e Interculturalidad con enfoques interseccionales

Economía social, solidaria y popular para sociedades justas